Cómo ha sido el proceso de creación

Siempre que Manolo Rodríguez se encuentra con un escritor le hace la misma pregunta: «¿Cómo es tu proceso de creación de un libro?».

En la home de esta web se cuenta cómo nace la historia de La princesa de los apóstoles y las siete iglesias que forman una M en el mapa. Pero detrás de la creación de un libro hay mucho más que una primera idea.

Manolo Rodríguez quería escribir un libro sobre María Magdalena, sobre la religión católica, sobre San Pedro, ambientado en A Coruña…

Una novela que mezclase hechos reales, con otros salidos de su imaginación. Quería jugar con el lector, para que al final no sepa si todo lo que cuenta el libro es verdad.

Quería que la novela se leyese muy rápido, que tuviese mucha acción y, como dice él, llevar al lector cogido por la solapa y que le cueste dejar de leerlo. Por eso continuamente pasan historias durante las 350 páginas. Hay giros inesperados en la trama para que el lector siempre esté atento.

Una vez que encontró que siete iglesias de la ciudad de A Coruña forman una gran eme mayúscula en el mapa había que crear toda la historia.

Ha tardado en escribir el libro dos años. Los primeros seis meses los dedicó, además de trabajar en el periódico, a recabar información y a pensar qué quería contar en cada capítulo. No escribió nada de la novela en esos seis meses.

Desde el principio, pensó que tenían que ser 7 capítulos (como las 7 iglesias) y que la trama tenía que durar 7 días. Y que en la edición de papel cada capítulo tuviese 49 páginas (7×7) ¿Por qué? Porqué no, responde.

Asegura que en los otros libros que tiene abandonados con 40-50 páginas escritas ha cometido siempre el mismo error: se ponía a escribir sin tener un esquema o guión y cuando había escrito todo lo que tenía en su cabeza, no pasaba de las 50 páginas. La historia no daba para más.

Por eso reconoce que la clave en el proceso de creación de La princesa de los apóstoles ha sido el esquema que hizo antes de ponerse a escribir.

Y ese esquema/guión lo plasmó en un cuaderno que le ha acompañado durante todo el proceso de creación. Aún lo conserva.

En él está escrito todo lo que tiene que ir en cada capítulo; qué tramas tienen que desarrollarse; su orden y también su extensión. Son como las ramas de un árbol. Y cuando se puso a escribir a los seis meses era ponerle hojas a ese árbol.

Cada vez que se sentaba delante del folio en blanco (La princesa de los apóstoles la ha escrito en papel y luego ha pasado los textos al ordenador donde ha hecho la edición) sabía lo que tenía que escribir en cada momento; de qué tenía que escribir y hasta, más o menos, la extensión.

Esa ha sido la clave más importante, reconoce, para poder escribir La princesa de los apóstoles.

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